Invitado:Pedro Real Luna - GENyO
células madre embrionarias - noticias - henrietta lacks
La investigación con células madre embrionarias ha abierto un nuevo horizonte en la posible regeneración de tejidos vasculares dañados, causa de las principales patologías cardiacas. Hablamos con Pedro Real (GENYO) sobre su investigación en esta línea. Además, la increíble historia de Henrietta Lacks, una mujer eterna.
Las células progenitoras endoteliales (CPE) circulantes son actualmente un campo de continuo debate. El potencial terapéutico de las CPE en la regeneración vascular es enorme. Su principal aplicación es el tratamiento de patologías cardiovasculares (infartos de miocardio e isquemias) que suponen la principal causa de muerte a nivel mundial (30%) (https://www.who.org). Sin embargo, la principal limitación de esta terapia es el escaso número de CPE que se obtienen de manera convencional a través de donantes sanos y el elevado número de células requerido para su eficacia in vivo. Las células madre embrionarias (CME) humanas son el único modelo celular humano no transformado que tiene la capacidad de crecimiento ilimitado in vitro. Estas células tienen la propiedad de autorenovarse y la potencialidad de diferenciarse hacia todos los linajes celulares adultos, incluidos los linajes hematopoyético y endotelial. Por consiguiente, la diferenciación de CPE a partir de CMPH, y más recientemente a partir de células pluripotenciales inducidas (IPCs), se ha convertido en una estrategia terapéutica prioritaria que podría acabar con una de las mayores limitaciones actuales, el número de células requeridas para el uso terapéutico de CPE.
Pedro Real Luna es Doctor en Bioquímica y Biología Molecular por la Universidad de Cantabria. Investigador Miguel Servet del Instituto de Salud Carlos III desde 2010, primero en el Banco Andaluz de Células Madre de Granada y actualmente en GENyO dentro del grupo del Células madre, desarrollo y Cáncer
Henrietta Lacks fue una mujer negra nacida en una hogar humilde con nueve hermanos. Tras casarse muy joven, emigró con su marido a Baltimore para comenzar una nueva vida. Con apenas treinta años fue diagnosticada de un tumor cervical y murió a los pocos meses. Nada de relevante tendría esta historia si no fuera porque Henrietta aún sigue entre nosotros.